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Pensar en frío. Aunque parezca mentira, pensar en cosas frías
puede ayudarte a sentirte más fresco. Lee un libro, mira una película o busca
en internet paisajes de ambiente frío. Te sentirás mejor.
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Casa fría. Para mantener el fresco dentro de tu hogar, procura
bajar las persianas y correr las cortinas durante el día. De este modo evitarás
que los rayos de sol se cuelen en tus estancias y el calor se apodere de ellas.
Una vez se vaya el sol, puedes abrir la puerta y las ventanas para que
corra el aire. Hazlo si vives en una zona segura y no hay riesgo de peligro.
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Durante la noche, duerme con las ventanas abiertas. Por la noche
suele hacer más fresco, por lo que dejar alguna ventana abierta ayudará a que
la estancia se refresque rápidamente.
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