jueves, 7 de agosto de 2014

Un plan divertido: comer fuera de casa

Un plan divertido: comer fuera de casa
Si decidís comer fuera de casa aprovechando el buen tiempo debéis seguir una serie de consejos para que todo salga a pedir de boca. Y además podrás aprovechar para introducirle alimentos nuevos.
Comer fuera de casa
Quizá os apetezca más llevaros la comida a la playa, a la piscina o al campo. En cualquier caso, hazlo en una neverita portátil, que conserve los productos a la temperatura idónea y que los mantenga a salvo de posibles contaminaciones. Déjala siempre a la sombra y ábrela sólo cuando sea estrictamente necesario.
Si preparas un puré a tu hijo, acuérdate de que tienes que esperar a que se temple antes de introducirlo en el termo. Si lo echas caliente es mucho más probable que los microbios proliferen y se malogre.
Ten en cuenta también que tanto el embutido como las latas y los zumos se conservan mejor en envases que aún no han sido abiertos que en los que ya has utilizado.
Y para que todo salga bien, ese día recurre al picnic de toda la vida: bocadillos de fiambre, pollo asado, empanada gallega, filetes empanados, ensalada (lávala y alíñala justo antes de comerla), frutas y helados.
Los tarritos son una opción ideal para los bebés, porque son muy fáciles de transportar y no se malogran a pesar del calor. Por el contrario, evita los fritos, los huevos, las salsas, las cremas y la nata.
Como consejo final, aprovecha las comidas veraniegas informales para dar a probar a tu hijo alimentos nuevos y, cuando sea posible, déjale cogerlos con los dedos (a todos los niños les encanta hacerlo). De esta manera, al estar en un ambiente distendido y ver que su padre y tú disfrutáis con lo que habéis preparado, es muy probable que se anime y coma con más ganas.

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